domingo, 30 de julio de 2017

LA VERDAD SOBRE SOBRE LA CREACIÓN Y USO DE LA MEXICÁYOTL POR EL ESTADO MEXICANO.

Una inmensa ola, como un sunami cultural, está cayendo encima de muchas personas, que ante el fracaso y derrumbe del “La Modernidad”, están buscando “sus raíces ancestrales” en el “Pasado Prehispánico” de México, como una forma de volver a la esencia, a la raíz de una vida apegada a valores y principios humanos que nos ofrezcan espacios de armonía, plenitud y equilibrio.
El problema y el desafío de esta búsqueda, es caer en la “comodidad de un producto” mercadológico llamado “la mexicanidad”. En efecto, El Estado Necolonial criollo, heredero directo del Virreinato de la Nueva España, solo que ahora, en vez de gachupines, son los criollos, los que toman el poder y el control. Para ellos, crean en 1821 un país, “de ellos y para ellos”, al que indebidamente le llamarán México (porque no todos somos mexicas), manteniendo en esencia, las mismas condiciones de injusticia, explotación y depredación que sus antepasados nacidos en la península Ibérica.  
En la década de los años setenta, surge un movimiento de recuperación y revaloración de la tradición de la civilización Madre, pero, equivocadamente, asumen la raíz ancestral y la esencia cultural en la mal llamada cultura azteca o mexica.
A partir de las danzas concheras, que tienen su origen en los pueblos de La Gran Chichimeca, especialmente en lo que hoy es el estado de Querétaro y Guanajuato; y que, en los últimos cinco siglos lograron, a través de la cultura de resistencia, mantenerse en los atrios de los templos católicos, y de una u otra forma, mantener viva la tradición ancestral.
En la Ciudad de México, en los años setenta del siglo pasado, surgieron los grupos de danza guerrera o azteca, o mexica. Jóvenes de aquél entonces, que pasaron de la danza conchera a la danza guerrera. Y que, de manera superficial, tomaron de la “historia oficial”, la bandera de la cultura azteca o mexica, para comenzar en la recuperación de su “ancestral pasado”.
Sin una visión crítica y analítica, menos aún, descolonizada, abrazaron y exaltaron ciegamente el discurso oficial sobre el Gran Imperio Azteca. Discurso que fue creado desde el mismo siglo XVI por los conquistadores, quienes crearon en sus mitos, fantasías y mentiras sobre los vencidos, la grandeza de su heroica conquista.
Exageraron la grandeza, el poder y la barbarie de los conquistados, pues ellos, -según la historia oficial-, “siendo un puñado de valientes y devotos soldados”, vencieron a cientos de miles de guerreros aztecas, gracias a la superioridad cultural, tecnológica y religiosa. De esta manera, ganaron para el verdadero Dios, la corona española y la civilización, un inmenso imperio.
En el siglo XVIII, con el padre ideológico del criollismo, Francisco Javier Clavijero, se empieza a crear del “Imperio Azteca, un símil del Imperio Romano”. Raíz ancestral, -según ellos-, de un pasado mítico de lo que en 1821 será México. Esta es la razón por la cual, los criollos le ponen a su país el nombre de México, en honor de la Gran México Tenochtitlán, usando los símbolos mexicas para hacer su escudo nacional.
El Estado necolonial criollo a partir del final de la Revolución, crearán, con la SEP, un proyecto nacionalista, monolingüe, mono étnico y mono cultural, en el cual, el mejor indio será el muerto. Los aztecas o mexicas serán usados como un “pasado épico superado”, y el “indio” contemporáneo, deberá ser “rescatado, castellanizado e integrado” a la “cultura y proyecto nacional”. Y de oponerse y resistirse, condenado al genocidio.
En la década de los años sesenta, se crea el Museo Nacional de Antropología e Historia, es el momento en que “el sistema”, incorpora, de lleno, a su proyecto de nación al pasado “Prehispánico”, como fuente de identidad y origen del Estado Mexicano. La sala principal del museo la ocupará la cultura mexica, pasando a segundo plano las demás culturas del Anáhuac.
La cultura mexica o azteca, (aunque su verdadero nombre es “mextin”, fue Tlacaélel el que le cambió el nombre por mexica, y en el siglo XIX, Humboldt les puso aztecas), es el emblema del Estado necolonial criollo. Los mexicas como un pueblo guerrero, comerciante, dominador y explotador, -según la falsa historia oficial- de “todo el México antiguo”, serán “los viejos abuelos” del mexicano moderno. Reduciendo la historia milenaria de una de las seis civilizaciones más antiguas y con origen autónomo del planeta a solo 196 años de duración.
Es decir, desde la fundación de México-Tenochtitlán por cazadores-recolectores, en 1325 a su destrucción en 1521 por sus vencedores, -de ayer y de hoy-, los invasores extranjeros. De esos 196 años de Tenochtitlán, solo tendrán un relativo poder 81 años. Desde que Moctezuma Ilhuicamina y Tlacaélel toman el poder, como tlatoani y cihuacóatl respectivamente.
De esta manera, en la historia oficial del Estado necolonial criollo, la moderna y efímera Mexicáyotl, eclipsa y desplaza a la milenaria Toltecáyotl. Crea un mito histórico que “explica” un devenir histórico de poder y dominación del centro a la periferia. Una historia que “explique la realidad histórica”, en donde unos cuantos, tengan el poder y la supremacía de los demás. En donde pocos tienen mucho y muchos no tienen nada. “Porque la historia siempre ha sido así, de vencedores y vencidos. Así que, resignenese”.
En los años noventa, Televisa pasó al aire un programa en el que moderaba Enrique Krause y “palomeaba el sumo sacerdote de la kultura nacional”, el intelectual Octavio Paz. En este programa el peruano, que más tarde será Premio Novel de Literatura, Mario Vargas Llosa, dará una sentencia magistral, por la agudeza, la profundidad y la verdad, de lo que ha sido y es, el Estado mexicano.
Vargas Llosa pondrá dos calvos ardientes en la esencia del Estado necolonial criollo. Dos verdades que, hasta la fecha, no han podido ser superadas y que siguen dando el poder a un pequeño grupo de poder en el país. La primera verdad es que “México es una dictadura perfecta”. Y el segundo es que: El Estado ha usado a la “historia Prehispánica mexica, como una demagogia cultural para mantenerse en el poder.”
Citamos lo dicho texturalmente por Mario Vargas Llosa en la televisión mexicana.
“México es la dictadura “camuflada”, de tal modo que puede parecer, no ser una dictadura, pero tiene, de hecho; si uno escarba, todas las características de una dictadura. La permanecía, no de un hombre, pero si, de un partido, un partido que es inamovible. Un partido que concede suficiente espacio para la crítica, en la medida que esa crítica le sirva, porque confirma que es un partido democrático. Pero que suprime, por todos los medios, incluso los peores, aquella crítica que de alguna manera pone en peligro su permanencia. Una dictadura, que, además, ha creado una retórica que lo justifica, una retórica de izquierda, para la cual, a lo largo de su historia, reclutó, muy eficientemente a los intelectuales, a la inteligencia. 
Yo no creo que haya en América Latina, en ningún caso de sistema de dictadura, una que haya reclutado tan eficientemente al medio intelectual, sobornando lo de una manera muy sutil, a través de trabajos, a través de nombramientos, a través de cargos públicos, sin exigirles, una adulación sistemática, como si lo han hecho los dictadores vulgares. Por el contrario, pidiéndoles una actitud crítica, porque es la mejor manera de garantizar la permanencia de este partido en el poder. Un partido de hecho, único, porque financiaba a los partidos opositores. 
Esa dictadura, es una dictadura, puede tener un nombre especial, una dictadura muy especial, muy su generis, muy diferente, pero es una dictadura, por tanto, es una dictadura, que todas las dictaduras latinoamericanas, desde que yo tengo uso de razón, han tratado de crear algo equivalente al PRI en sus propios países. 
En el Perú, el dictador Velasco, trató con todo su equipo de intelectuales reclutados de formar una especie de PRI peruano, pero no funcionó. Alan García, trató de crear un PRI peruano. El intento de nacionalización de todo el sistema financiero, fue hecho, con el intento de crear un sistema semejante, para garantizar ese tipo de permanencia, que ante el resto del mundo pudiera ser camuflada, como ha sido el caso de la dictadura mexicana. 
Y me atrevo a decir también, que no solamente a la permanencia del poder, a la falta de una genuina democracia interna, se puede hablar de una dictadura, como el caso tradicional de México. Sino que, al igual que las otras dictaduras latinoamericanas, fue incapaz de traer la justicia social. No puedo creer que se pueda decir que, en México, haya una mejor distribución de la riqueza, que en el país promedio latinoamericano. Creo que las desigualdades son tan grandes y originadas por las mismas razones de injusticia social, de corrupción, como en otros países latinoamericanos. 
Entonces la dictadura, tuvo en el caso de México, las mismas consecuencias que tienen las otras dictaduras latinoamericanas. Es verdad que ha habido una crítica interna muy talentosa, muy generosa, muy valerosa de muchos intelectuales mexicanos, naturalmente entre ellos, Octavio (Paz), sin ninguna duda. Pero creo que es muy importante también, denunciar el caso mexicano, espero que no se me considere como “un mal invitado”, por decirlo de esa manera, pero, como estos está democratizando, y como este país se abre a la libertad, quiero ponerlo a prueba, y quiero decirlo aquí abiertamente, porque eso lo he pensado yo desde la primera vez, que vine a México, un país que yo admiro y quiero tanto. 
Creo que es muy importante que se diga que en este país se vivió y se ha vivido durante décadas, con unos matices muy particulares, muy especiales, el fenómeno de la dictadura latinoamericana. La revolución mexicana tiene cosas muy admirables, sin ninguna duda. La más importante aquella que mencionó Octavio (Paz), la reivindicación de un pasado. La reivindicación de la tradición prehispánica, que ha sido asumida con orgullo por el pueblo mexicano, como no ha sido asumida en otros países, como ejemplo el mío. Esto indudablemente ha sido una contribución muy positiva. Pero también hay que entender que, eso, ha sido otro de los instrumentos que ha utilizado el sistema dictatorial del PRI para eternizarse. Ha sido otro argumento de esa gran demagogia histórica, a lo largo de su historia del PRI, que se ha prestado a muchas falsificaciones de tipo cultural, como, por ejemplo, la justificación de falsos artistas, de falsos géneros artísticos, en nombre de ese nacionalismo, que creo que es uno de los factores más peligrosos dentro de este proceso de democratización mexicana. Un factor, que debe ser puesto en tela de juicio y cuestionado, si nosotros, como estoy seguro lo quieren los demócratas mexicanos, quieren que esta democratización y liberación en México valla hasta sus últimas consecuencias.”
Mario Vargas Llosa le puso “los dos cascabeles “al gato sistema”, cuando dijo que: México es una dictadura perfecta, y lo segundo, que “el sistema ha utilizado “la Historia Prehispánica” (mexicas, aztecas y demás fantasías) para consolidarse y eternizarse en el poder. 
Hemos afirmado en varios ensayos, el peligro que se corre al asumir la “identidad ancestral del Anáhuac”, en la cultura mextin, llamada: mexica y azteca. El Estado necolonial criollo ha “fabricado” un supuesto “imperio azteca”, que le da un marco histórico “ancestral”, al llamado, por el Dr. Guillermo Bonfil Batalla, “El México imaginario”.  Es para dudar y analizar el "mito de los aztecas" que es "el orgullo" del Estado mexicano.
En esta fabricación, montada con textos tomados desde el siglo XVI, como son la de los misioneros, conquistadores y anahuacas conversos, así como por los “académicos del sistema”, presentan a los “mextin-mexicas-aztecas”, como la cultura más importante del “México Prehispánico”. Una cultura que llegó al Altiplano Central en estado salvaje en el siglo XI, y que tomó, de los remanentes que habían sobrevivido del colapso la cultura teotihuacana, la Toltecáyotl, para transgredirlos y conformar una ideología mística, materialista y guerra, llamada Mexicáyotl. De la supuesta fundación de Tenochtitlán en 1325 a su caída en 1521, transcurrieron tan solo 196 años. Y de este periodo, solo tuvieron un relativo y limitado poder los últimos 81 años.
El Estado “mexicano”, maliciosamente exalta a la Mexicáyotl y diluye en la nada a la Toltecáyotl, para que el pueblo no investigue, no conozca y no busque cambiar este país, con las bases y principios de la Toltecáyotl. La Pirámide de Desarrollo Humano Tolteca, que nos propone trabajar con nuestra sabiduría: la alimentación-nutrición, salud-armonía, educación-valores, organización-democracia participativa; para llegar a las maestrías de: la conciencia histórica, la conciencia sacra y la conciencia energética, quedan invalidadas ante la visión militarista-materialista mexica. Los criollos, al Anáhuac le llamaron México, que viene de mexica. Al pueblo le llaman “mexicano”, como si los 110 millones de ciudadanos fuéramos descendientes de los mexicas. Así, quedan invisibilizados los mayas, los zapotecos, los mixtecos, los purépechas, los totonacos, los yaquis, los tarahumaras, y un largo etcétera. Todos somos uniformados como mexicas en un país mono cultural, monolingüe, y mono étnico. Con un “nacionalismo uniformador”.
La Toltecáyotl trabaja el concepto filosófico de: la vida, la persona, la familia, la comunidad, el calpulli, la asamblea, el mandar obedeciendo, la comunalidad, la solidaridad, la alimentación, la salud, la educación, la relación con todos los seres vivos, con la Naturaleza, el planeta y el cosmos. Sabiduría que fue creada a lo largo de diez mil años entre todos los pueblos del Cem Anáhuac, queda invalidada con la Mexicáyotl, que fue creada por el Cihuacóatl Tlacaélel en 81 años, a través de retomar y trasgredir una estructura de sabiduría y conocimiento biófila-espiritual de miles de años. Cuando el pueblo solo se queda con la Mexicáyotl, pierde miles de años de conocimiento, se queda con “la fronda y pierde la raíz”, huérfano, y el Estado neocolonial criollo gana fuerza y fortaleza, para seguir manteniendo en el poder a los “vencedores”, del gran y poderoso imperio azteca”. El PRI, seguirá ganado todas las elecciones, porque como lo afirma Mario Vargas Llosa, la “Dictadura Perfecta”, ha usado esa “demagogia histórica” para perpetuarse en el poder.
La razón por la cual, el Estado necolonial criollo, hace creer al pueblo que la cultura mexica es la más importante de la civilización Madre, es para mantenerlo sometido en la ignorancia de “sí mismo” y en la supuesta superioridad de “sus vencedores”. Guillermo Marín.
Finalmente diremos que, el sumo sacerdote, “el Papa de la Kultura en México”, publicó un libro con los apuntes de su estancia en la India, cuando era Embajador de México en la década de los años sesenta. Octavio Paz, inmediatamente después de que le otorgaron el Premio Novel de Literatura en 1990. En este libro, Paz, pretende “explicar la cultura de la India milenaria”, con ejemplos de la cultura del México antiguo. El resultado es catastrófico, Paz demostró que no conocía la Toltecáyotl y la civilización del Anáhuac, y menos aún, la de la India.
"Los pueblos mexicanos no experimentaron nada semejante a la penetración del budismo en Ceilán, China, Corea, Japón y el Sudeste asiático.... Las culturas mexicanas vivieron en una inmensa soledad histórica; jamás conocieron la experiencia cardinal y repetida de las sociedades del Viejo Mundo: la presencia del otro, la intrusión de civilizaciones extrañas, con sus dioses, con sus técnicas y sus visiones del mundo y del trasmundo.
Frente a la vertiginosa diversidad del Viejo Mundo, la homogeneidad de las culturas mexicanas es impresionante. La imagen que presenta la historia mesoamericana, desde sus orígenes hasta el siglo XVI, a la llegada de los españoles, es la del círculo. Una y otra vez esos pueblos, durante dos milenios, comenzaron y recomenzaron, con las mismas ideas, creencias y técnicas, la misma historia. No la inmovilidad sino un girar en que cada nueva etapa, simultáneamente, fin y recomienzo. A Mesoamérica le faltó el contacto con gentes, ideas e instituciones extrañas. Mesoamérica se movía sin cambiar: perpetuo regreso al punto de partida.... Los antiguos mexicanos vieron a los españoles como seres sobrenaturales llegados de otro mundo porque no tenían categorías mentales para identificarlos." Octavio Paz, Vislumbres de la India. Pág. 107
"El ejemplo contrario y complementario es el de los pueblos americanos, que no pudieron resistir a los conquistadores europeos: sus culturas desaparecieron, a la inversa de lo que ocurrió con los hindúes, musulmanes y chinos ante el imperialismo europeo. El Choque entre los españoles y los mesoamericanos fue un violento encuentro entre civilizaciones que se resolvió por la derrota de la mentalidad mágica y la cultura ritualista. La inferioridad científica, filosófica, técnica y política de los mesoamericanos no explica enteramente a la conquista." Octavio Paz, Vislumbres de la India. [pág. 114]
“No todo fue horror: sobre las ruinas del mundo precolombino los españoles y los portugueses levantaron una construcción histórica grandiosa que, en sus grandes trazos, todavía está en pie. Unieron a muchos pueblos que hablaban lenguas diferentes, adoraban dioses distintos, guerreaban entre ellos o se desconocían. Los unieron a través de leyes e instituciones jurídicas y políticas, pero, sobre todo, por la lengua, la cultura y la religión. Sí las pérdidas fueron enormes, las ganancias han sido inmensas.
Para juzgar con equidad la obra de los españoles en México hay que subrayar que sin ellos –quiero decir: sin la religión católica y la cultura que implantaron en nuestro país- no seríamos lo que somos. Seriamos, probablemente, un conjunto de pueblos divididos por creencias, lenguas y culturas distintas." Octavio Paz, Vislumbres de la India. [pág. 116].
Como lo señala atinadamente Mario Vargas Llosa, el Estado mexicano ha sido muy hábil al crear un mito y una demagogia cultural con “el imperio azteca” para alejar al pueblo de la mayor riqueza filosófica-cultural de su pasado ancestral. La instauración del culto fanático de la Mexicáyotl, es producto de una “razón de Estado”.
La gente que fue informada solo con el libro de texto a través de la SEP, sobre el pasado “Prehispánico” y que su referente “ancestral” son los mexicas y la Gran México-Tenochtitlán. Creyendo con los “mextin-mexicas-aztecas”, son los creadores de la milenaria cultura y sabiduría del Cem Anáhuac, quedan atrapados en “el laberinto de la desolación, de ser extranjeros incultos en su propio país”.
El enemigo de los pueblos y culturas ancestrales del Anáhuac, ha sido, el extranjero colonizador y depredador, quien se ha apoderado del gobierno desde 1521 y ha impuesto sus propias leyes, autoridades e instituciones. Lo mismo en el sistema colonial que en el necolonial, no importando si son gachupines o criollos, siempre han explotado al pueblo y depredado los recursos naturales. Si el Estado necolonial criollo exalta a los mexicas y al “imperio azteca”, haciendo de su “historia oficial” el origen de su país…debemos estar alertas, ser críticos y analíticos de su discurso.
El quedar ajenos a nuestra milenaria raíz. A los valores, principios y saberes conocidos como Toltecáyotl, es como quedar amputados del mayor potencial con el que podremos cambiar el destino de nuestra nación.
Se requiere una acción crítica y analítica, para descolonizar el proyecto de dominación cultural, a través de la anulación del potencial de sabiduría milenaria que posee la Civilización del Cem Anáhuac. Porque, es justamente, con esta sabiduría “propia-nuestra”, y no con otras más, que nos lleguen del extranjero, como podremos restaurar la armonía, la justicia y la fraternidad entre los hijos de los hijos de los Viejos Abuelos del Anáhuac.


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viernes, 21 de julio de 2017

COLONIZADOS Y ENFRENTADOS...Los pantanos en el laberinto de la identidad

Existe una falsa pugna entre las personas que, en busca de la raíz ancestral, se asumen culturalmente como descendientes culturales de los mexicas, última cultura que bajó del Norte en busca de tierras más fértiles para vivir. Y aquellos que se asumen como descendientes de la “cultura tolteca”.
Lo cierto, es que es una confrontación estéril y muy autodestructiva. Finalmente, en busca de nuestra milenaria identidad cultural, -como pueblo-, quedamos con los mismos problemas de las izquierdas latinoamericanas, “dividas y enfrentadas”, bajo el auspicio del capitalismo. Y fue justamente, como de esta manera, Hernán Cortés y Malinche, lograron provocar una guerra fratricida en el Anáhuac, para finalmente, después de dividirnos y enfrentarnos, dominarnos fácilmente. Históricamente, desde 1519, la conquista, la hemos hecho los anahuacas.
El fanatismo encuentra su pleno desarrollo en las “tierras de la ignorancia”, y éstas se abonan con la intolerancia y la agresión. Nadie los “sabe todo”, y nadie, “tiene la verdad en la mano”. “La verdad de la verdad”, es que es múltiple, diversa y muchas veces opuesta. En efecto, “el mundo”, no es tan sencillo, plano y “real”. Por lo mismo, la Historia, es bastante confusa y relativa. Por ejemplo, un hecho acaecido el día anterior, en un periódico tendrá una lectura y en otro, una lectura opuesta. El mismo hecho, un día después, será visto desde dos “perspectivas históricas” diferentes.
Más aún, en la historia milenaria. Pero si a esta historia antigua, se le suma los siguientes elementos: la escriben los vencedores, la difunde el Estado, está censurada por la iglesia y manipulada por la cultura dominante; el resultado es que “esa historia”, es más un libro de cuentos, fantasías e injurias, que buscan la “confusión cultural” del pueblo colonizado. 
Ya el antropólogo Leonel Durán Solís, nos dice que, la colonización está sustentada en la estrategia de amputarle al pueblo invadido-sometido-ocupado, cinco elementos culturales, para dejarlo en estado catatónico, indefenso y en total vulnerabilidad. Para colonizar a un pueblo se le debe quitar: Los lenguajes, la memoria histórica, los conocimientos, los espacios y la espiritualidad. Cuando el invasor-colonizador le quita estos cinco elementos culturales a los invadidos-colonizados, da por resultado que los pueblos quedan: mudos e inexpresivos, amnésicos y ajenos a sí mismos, estúpidos incapaces de crear y recrear su mundo y transformar su realidad; y fanáticos, adheridos tercamente a ideas que el colonizador le marcó con fuego en la frente. Cuando una persona, una familia o un pueblo los dejan en estas condiciones, los convierten en un zombi al que se le puede hacer, quitar, imponer, lo que sea; que él, no moverá un dedo para cambiar su condición y por el contrario, se convertirá en un “colonizado-colonizador”, de su propio pueblo. 
Leonel Duran propone “La Quíntuple Recuperación”, es decir, recuperar las lenguas y los lenguajes; la memoria histórica a partir de los recuerdos personales, familiares y comunitarios, es decir, la historia oral, de carácter local, regional y nacional. El desafío es claro, pero inmenso. Se le debe quitar el protagonismo a “la academia occidentalizada” y a la cultura dominante “rescatadora de la cultura ancestral” y poseedora única de “la cultura universal”.
Para el caso de la historia de la civilización del Cem Anáhuac, se debe hacer las siguientes consideraciones para iniciar la recuperación. 
Primero, “equivocadamente”, se sigue tomando como “verídicas fuentes históricas”, lo escrito por conquistadores y misioneros. Textos que tienen estos severos problemas: No están escritos con un espíritu de imparcialidad y objetividad. Tienen objetivos personales, institucionales, religiosos y pretenden exaltar y denostar a conveniencia. Vienen de una cultura de mil años de oscurantismo y fanatismo cultural y religioso, como fue La Edad Media y el dominio opresor del Vaticano. No tenían el objetivo y menos el interés de describir o documentar, “algo desconocido”, por el contrario, “lo desconocido lo dieron por conocido”, es decir, un mundo diferente lo quisieron subsumir en su mundo conocido. Comenzando con que creyeron llegar a la India y hasta la fecha llaman a los anahuacas “indios”. 
Y finalmente, entre más se conoce la verdad, se entiende que la visión del mundo y la vida europea de finales del siglo XV y principios del XVI, era mucho más limitada que la de la civilización del Anáhuac. Simplemente el castellano de aquella época, comparado con el náhuatl, era mucho más pobre y limitado. La concepción del mundo occidental era que la Tierra era plana; para el Anáhuac, la Tierra era un ser vivo y con conciencia, que estaba en un sistema solar, y éste, estaba en una galaxia, y que la Tierra tardaba exactamente, 25625 años en giraba en torno al centro de la galaxia, conocida esta medida astronómica como “La Cuenta Larga”.
Otra consideración importante es que, durante los tres siglos de Colonia, los españoles trataron de destruir todo vestigio de la civilización invadida y derrotada. Ideológicamente la invasión implicaba “la construcción de otra realidad”, llamada La Nueva España. 
Durante el siguiente siglo y medio (1821-1960), los poseedores del gobierno y el poder, del Estado necolonial con ideología criolla, vieron en la civilización ancestral del Anáhuac, el símbolo del atraso y la barbarie. Dejaron que impunemente los saqueadores europeos se llevaran todo lo que encontraron y que había sobrevivido al epistemicidio Colonial. 
Finalmente, desde mediados del siglo XX, la ideología criolla de “los mandones”, utilizaron la historia ancestral como “remoto antecedente” de su país. Utilizaron, como una fuente de riqueza turística los vestigios materiales del Anáhuac, y como un atractivo turístico, los elementos culturales sobrevivientes a los que les llaman “folclor”.
Una última consideración, es que, de manera dolosa, el Estado necolonial criollo a través de la SEP, los medios y los historiadores al servicio del sistema, han hecho pensar al pueblo que el pasado “Prehispánico de México”, recae únicamente en la cultura mexica (1325-1521). La peregrinación y la fundación de la gran México-Tenochtitlán, ocupa toda la memoria histórica “propia-nuestra”. De esta manera, no solo desaparece los mil años de esplendor de la cultura teotihuacana (200 aC a 850 dC) y las culturas florecientes en el periodo Clásico como la maya, zapoteca, mixteca, purépecha, totonaca, entre otras.

El Estado necolonial criollo ha desestimado la milenaria historia ancestral del Cem Anáhuac, con aproximadamente diez mil años de antigüedad, desde la invención del maíz y la agricultura en Oaxaca y Puebla. El llamado periodo Preclásico es “despreciado” por arqueólogos e historiadores del sistema. Cómodamente han dejado que investigadores de otros países, financiados por universidades, ong´s y gobiernos, “inventen-investiguen” esta época histórica. Sin embargo, para cimentar una sólida memoria histórica, se debe tener en cuenta el gran esfuerzo que hicieron los Viejos Abuelos, al pasar a ser nómadas, cazadores y recolectores, a crear e inventar por sí mismos, toda la infraestructura de conocimiento para que aproximadamente en el 1500 a.C. aparezca la llamada “cultura olmeca” en todo el Cem Anáhuac.    
Uno de los aportes más importantes del periodo Preclásico es sin lugar a dudas, La Pirámide de Desarrollo Humano. En efecto, el gran impulso civilizador se sustentó en los primeros cuatro niveles de la pirámide, es decir, el sistema alimentario, el sistema de salud, el sistema educativo, y el sistema de organización. Esta estructura es la fuente que detonó la creación y surgimiento de una de las seis civilizaciones más antiguas y con origen autónomo del planeta.
Una vez que poseyeron los cimientos del periodo Preclásico, se inició la segunda fase, conocida como periodo Clásico o del esplendor, en donde se desarrollaron los siguientes tres niveles que coronan la pirámide. Nos referimos al sistema de conciencia histórica, al sistema de conciencia sacra y finalmente, al sistema de conciencia energética.   
El Cem Anáhuac vio florecer en esos más de diez siglos a las culturas, que en su diversidad, fueron unidas por la Toltecáyotl, que fungió como “la matriz de conocimiento” compartido y diversificado por todas y cada una de ellas. El centro palpitante de estos seres de conocimiento fue Teotihuacan, donde mujeres y hombres, llamados toltecas estudiaban, y regresaban a sus lugares de origen y vitalizaban la sabiduría en sus respectivos Tollan, de acuerdo a sus culturas y lenguas diferentes, pero sin perder la esencia y raíz, que fue La Toltecáyotl.
De este periodo surgieron la mayoría de los Tollan, o fue el periodo en el que alcanzaron el mayor esplendor. De esta sabiduría surgió, por ejemplo: el cero matemático, la invención de los calendarios y la primera calculadora. Es conveniente observar que todas las civilizaciones Madre del planeta: Egipto, Mesopotamia, India, China, Tawantinsuyo y el Anáhuac, sin ponerse de acuerdo, construyeron pirámides; el Cem Anáhuac, fue el espacio con mayor número de pirámides construídas en la historia de la humanidad. Conocer el objetivo, uso y aplicación de estos centros de estudio e investigación, nos llevarán a entender cabalmente la grandeza y verdaderos logros de la civilización Madre.
El gran misterio de nuestra Civilización Madre, y el verdadero origen de nuestros problemas culturales que sufrimos hasta nuestros días, es justamente el llamado colapso del periodo Clásico Superior. Al mismo tiempo, en una “acción concertada”, desde lo que hoy es Nicaragua hasta Canadá, los sabios toltecas literalmente desaparecieron sin dejar explicación posible alrededor de la mitad del siglo IX. 
Abandonaron, destruyeron, quemaron los Tollan y dejaron dicho que regresarían a restablecer la sabiduría y la armonía. Para el caso del Altiplano Central (el más estudiado) el despoblamiento fue casi total, solo quedaron pequeños grupos en lo que fueron poblaciones de linaje de conocimiento tolteca, como Cholula, Texcoco y Colhuacan. Pero pasó los mismo en la zona maya, oaxaqueña, occidente y Costa del Golfo. 
Es aquí en donde inicia el periodo Postclásico o de la decadencia.  El Dr. Alfredo López Austin le llama a este periodo “el Estado Suyuano”. Con el arribo a estas regiones despobladas de grupos chichimecas del Norte a finales del siglo XII al Altiplano. En todo el Cem Anáhuac, las culturas “huérfanas de sus maestros”, pretenden restablecer la hegemonía lograda por los teotihuacanos, pero por las armas. 
Se inicia un periodo de guerras y “transformaciones culturales” que se alejan de la matriz cultural tolteca conocida como Toltecáyotl. Las más graves se dan en el Altiplano Central con los mextin, el último grupo chichimeca que se estableció, primero en Colhuacan y que después tuvieron que huir a Texcoco y habitaron el islote que tiempo después bautizarán con el nombre de Tenochtitlán.    
Los mextin, después de que sus dirigentes se “toltequizaron” en el Calmécac de Cholula, en donde estudiaban la Toltecáyotl todos los hijos de la nobleza que estaba destinada a gobernar en el Altiplano. Y por una coyuntura histórica, en la que se unen los mextin y los texcocanos en contra de los del Señorío de Azcapotzalco para derrotar al tirano Maxtla. 
Tomando el mando de la Triple Alianza, en dónde Moctezuma Ilhuicamina será el tlatoani y Tlacaélel el Cihuacóatl, empezarán un proyecto de expansión sustentado en una nueva ideología creada por Tlacaélel, en la que se desplazará los valores y principios que representaba Quetzalcóatl de origen tolteca (Sabiduría, educación y desarrollo espiritual), y se exaltará los valores y principios representados por Huitziplopochtli, de origen mextin (voluntad de poder, la guerra y el desarrollo material). Este conflicto, solo se da con los mextin en el Altiplano.
Tlacaélel fue el ideólogo de la Mexicáyotl. Tlacaélel comenzó por mandar destruir los códices antiguos, en donde se recogía su llegada al Altiplano en calidad de chichimecas con el nombre de mextin. Manda hacer “una nueva historia” inspirándose en mitos ancestrales, pero personificados por su pueblo. La peregrinación en busca de una tierra prometida, etc., es falso, en cuanto que fuera una historia de los mextin, es cierta, en cuanto que es un mito de origen, no solo del milenario Anáhuac, sino de otros pueblos del mundo. 
Tlacaélel manda cambiar el nombre a los mextin, y los llama mexica. Se crea una historia mítica, una misión divina y se crea la ideología “materialista-místico-guerrera”, conocida como Mexicáyotl. Con las bases de la Toltecáyotl ancestral, pero con las reformas de Tlacaélel. Un pueblo como los mextin, en menos de 81 años (1440 a 1521), no pudieron crear, por ellos mismos, y de la nada, la Mexicáyotl. 
Esta “reforma ideológica” explica el rápido crecimiento material de la Ciudad de México-Tenochtitlan a partir de guerras e imposiciones a los vencidos de pesadas cargas tributarias. La creación de la Toltecáyotl, probablemente tardó, por lo menos tres milenios. La Mexicáyotl no pudo ser creada por los mextin en menos de un siglo. La Mexicáyotl es una “adecuación o transgresión” de la Toltecáyotl.
La Guerra Florida tolteca, en conta del “enemigo interior”, de carácter espiritual; se transformó en la Guerra Florida mexica en contra de sus vecinos. Las escuelas dejaron de ser instituciones para formar “rostros propios y corazones verdaderos” y pasaron a ser escuelas militares. 
Los cargos pasaron a ser por linajes familiares y no por méritos y capacidades. Los milenarios pochtecas toltecas que transportaban los insumos para el culto; pasaron a ser comerciantes y espías. Se inició la propiedad privada, el uso del cacao como instrumento de cambio. Pero, todo esto, solo se dio en el Altiplano Central con los pueblos nahuas de origen chichimeca.
Todas estas reformas y trasgresiones, serán utilizadas justamente por Malinche y Cortés, para crear la guerra fratricida de carácter religioso-filosófico, mal llamada Conquista. Cortés y su banda de facinerosos actuaron como “un virus”, que se fue al “órgano más débil”. Por “las reformas de Tlacaélel”, los mexicas temían el regreso de Quetzalcóatl y esa era su debilidad. 
No así, los demás pueblos y culturas del Cem Anáhuac, que no transgredieron la Toltecáyotl, como los mayas, zapotecos, mixtecos y purépechas, entre otros. Creer que los invasores españoles, solo por ellos mismos, y su supuesta superioridad tecnológica-militar, lengua, religión y cultura, hicieron “la Conquista de México”, es absurdo y poco inteligente.
La “historia oficial” del Estado necolonial criollo, hace creer al pueblo, que la guerra contra los mexicas y la caída de la Gran Tenochtitlán es la “Conquista de México”, y que, a partir del 13 de agosto de 1521 se inicia el periodo colonial. Totalmente falso. 
El 13 de agosto de 1521 inicia la conquista del Cem Anáhuac, y las tropas que la realizarán, no son los pocos españoles que había en ese momento, sino grandes ejércitos pertenecientes a los pueblos de cultura nahua del Altiplano Central. 
Tanto los aliados de Cortés, como los vencidos, que en “los usos y costumbres de la Mexicáyotl”, pasaban al bando del vencedor.
La guerra de conquista del Anáhuac, o, mejor dicho, “la lucha de resistencia de los pueblos y culturas del Anáhuac”, ha estado viva y dolorosamente presente estos cinco siglos. 
Los despojos y las matanzas se siguen repitiendo una tras otra. 
Y nuevamente “la fuerza de tarea” represora, está integrada por gente humilde descendiente de los pueblos anahuacas y los mandos son criollos. 
La historia se repite, porque el pueblo no conoce la verdad. El pueblo vive engañado en un pasado "azteca" falso, perverso y doloso, que impide conocer y convocar lo mejor de su pasado milenario para enfrentar el futuro. 
  
La razón por la cual, el Estado necolonial criollo, hace creer al pueblo que la cultura mexica es la más importante de la civilización Madre, es para mantenerlo sometido en la ignorancia de “sí mismo” y en la supuesta superioridad de “sus vencedores”. 
Al caer atrapado en el mito de las reformas de Tlacaélel y en el mito del “gran imperio azteca”. 
El pueblo de esta manera queda excluido de la posibilidad de conocer e implementar la ancestral Toltecáyotl, en la construcción de su vida personal, familiar y comunitaria. Queda atrapado entre "la espada y la cruz" de la neocolonización, que ahora es, "televisa-consumismo y los cuerpos de seguridad" del Estado necolonial criollo. 
La sabiduría, experiencia y conocimientos del mundo y la vida que posee la Toltecáyotl, es la vía para la descolonización y liberación cultural, mental y espiritual. 
Los valores, principios, actitudes que se escogieron, acumularon y sistematizaron a lo largo de miles de años, para poder “vivir en equilibrio”, con los demás seres vivos y con el universo, es el gran potencial que poseemos para modificar la historia y nuestro destino. 
Como en “un molino circular”, seguimos dando vueltas en nuestros errores, porque no conocemos nuestros milenarios orígenes, la sabiduría que crearon nuestros venerables antepasados, los impresionantes logros civilizatorios que obtuvieron; así como que también, no conocemos, los errores y fracasos que cometieron, especialmente en el periodo Postclásico, creyendo que fue la supuesta superioridad cultural de los invasores la que produjo la conquista. 
Para descolonizarnos, necesitamos poseer un pensamiento crítico y analítico. Dejar atrás, todo lo que nos enseñaron sobre el pasado “prehispánico”. Dejar posiciones dogmáticas y actitudes fanáticas. 
Necesitamos estudiar con mayor rigor crítico. Buscar a los investigadores honestos y que no estén, o hayan estado, al servicio del sistema colonial, como Laurette Séjurné, Ignacio Romerovargas Yturbide, Guillermo Bonfil Batalla, Carlos Lenkersdorf, Rubén Bonifaz Nuño, Arturo Meza Gutiérrez, entre otros. 
Tenemos que prestar atención a la historia regional, a la tradición oral, a las leyendas y mitos antiguos; debemos de descolonizarlos y buscar el mensaje de sabiduría que hay en ellos. 
Debemos de buscar a “los jóvenes abuelos” y escucharlos con atención y respeto. 
En síntesis, necesitamos recurrir al “banco genético de información cultural”, que todos poseemos en lo más profundo de nuestro ser, de nuestras comunidades, de sus tradiciones, usos y costumbres, de sus saberes tradicionales. 
Convocar “al conocimiento silencioso”, que sigue estando presente en los Tollan, en los testimonios materiales de la sensibilidad espiritual de nuestros antepasados.
La descolonización intelectual, cultural y espiritual, es de urgente realización. 
No podemos seguir tratando de salir del calabozo de la colonización, con las ideas y categorías de los carceleros. 
Debemos inventarnos a nosotros mismos. 

Lo difícil no es hacerlo…sino imaginarlo. 

Oaxaca
Verano de 2017.


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